LOS DÍAS ENTRE LA RESURRECCIÓN Y LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR.

Este domingo 24 de mayo la Iglesia celebra la Ascensión del Señor y encontramos un texto en la liturgia de las horas de los Sermones de San León Magno, Papa, que sintetiza muy bien el tiempo Pascual. A continuación presentamos algunos fragmentos del mismo.

Dice el autor que “aquellos días que transcurrieron entre la resurrección del Señor y su Ascensión no fueron infructuosos, sino que en ellos fueron reafirmados grandes misterios y reveladas importantes verdades…fue abolido el temor de la muerte funesta y proclamada la inmortalidad, no sólo del alma, sino también del cuerpo. Mediante el soplo del Señor, todos los Apóstoles recibieron el Espíritu Santo; fue confiado al Bienaventurado Apóstol Pedro el cuidado del aprisco del Señor”…Se presentó a los discípulos de Emaús, les explicó el sentido de las Escrituras y lo reconocieron en la fracción del pan, cuando estaban sentados con él a la mesa.

Durante todo este tiempo la providencia de Dios se ocupó en demostrar, insinuándose en los ojos y en el corazón de los suyos, que la resurrección del Señor Jesucristo era tan real como su nacimiento, pasión y muerte. “Por esto, los apóstoles y todos los discípulos, que estaban turbados por su muerte en la cruz y dudaban de su resurrección, fueron fortalecidos de tal modo por la evidencia de la verdad que, cuando el Señor subió al cielo, no sólo no experimentaron tristeza alguna, sino que se llenaron de gran gozo”.

La alegría que experimentaron era desbordante y con esa energía positiva que recibieron fueron a dar testimonio y a cumplir la misión. Habían pasado por un duro tiempo de pruebas; guardando la distancia, pero nosotros durante estos últimos tres meses también hemos experimentado muchas pruebas, que el Espíritu Santo nos dé esa alegría y ánimo que infundió en los Apóstoles y discípulos para superar las dificultades vividas en este tiempo de pandemia.