NOVENA AL CORAZÓN DE CRISTO

 Por Jean-Malle Kohler, M.S.C.

Traducción al español por:

Jesús Lada Camblor, M.S.C.

PRESENTACIÓN

Esta plegaria, tomada del Libro de Oraciones de los Misioneros del Sagrado Corazón, corresponde a una de las convicciones de nuestro fundador, el Padre Chevalier:

“El amor de Dios en el que nosotros creemos es un amor compasivo”.

❖ “Pero se manifestó la bondad de Dios, Salvador nuestro, y su amor por los hombres” (Tit 3,4).

❖ En Jesús, nuestro sumo sacerdote. Capaz de “compartir nuestras debilidades” (Heb 4,14-15).

❖ Él es el Buen Pastor, que es “feliz derramando sobre los pequeños toda la ternura de su Corazón” (Mc 8,1; Lc 15, 20).

❖ “Nosotros hemos encontrado el amor de Dios presente entre nosotros, y hemos creído en su amor. El que permanece en el Amor, en Dios permanece, y Dios en él” (1 Jn 4,16).

El Padre Jean-Maríe Kohler, MSC, nos invita en su libro a contemplar este “amor compasivo” del Corazón de Cristo.

Novena al Corazón de Cristo ¿Por qué una novena y cómo orar?

Entre las muchas prácticas piadosas de la Iglesia, como las peregrinaciones y los retiros e incluso, las “octavas” (los ocho días que siguen, por ejemplo, a la fiesta de Pascua), la novena ocupa tradicionalmente un puesto. Dios, que nos ha creado en el tiempo y en el espacio, nos ha concedido marcar la vida cristiana con señales que nos ayuden a orar y a vivir. Así en las peregrinaciones se deja el propio lugar para ir hacia el Señor en otro lugar.

Así también se señala el tiempo por medio de fiestas o “tiempos litúrgicos”: Adviento, Cuaresma, Pascua. La novena tiene la finalidad de señalar un tiempo para la oración; a través de un tiempo determinado, tiende a hacemos entrar en la reflexión y en la plegaria, con el fin de unirnos siempre más a Dios; y nos conduce a la contemplación de los misterios del Señor, por ejemplo, para asemejarnos siempre más a su vida y a su amor.

Lo mismo que cualquier oración, la novena no tiene, ni puede tener una eficacia “mágica”, como quien dice: “Hago una novena, luego debo conseguir lo que deseo”. Sólo se puede orar con el espíritu que nos enseñó Jesús: “Padre…, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo”.

Esta novena quiere situarse en la perspectiva siguiente: contemplar el amor de Dios, manifestado en el Corazón de Cristo para ser sus testigos por medio de nuestra vida entera; adorar, alabar, suplicar a Jesús, el Señor, para entrar en su misterio; orar para vivir.

Se puede hacer esta novena en grupo o individualmente, con las adaptaciones útiles o necesarias en cada caso. Para entrar en oración e invocar el Espíritu, es necesario al principio un tiempo de silencio y de recogimiento. A este tiempo sigue la lectura de los pasajes bíblicos indicados se puede provechosamente leer el contexto y meditaciones propuestas. En la oración en grupo, en el momento de las bendiciones o preces será bueno intercalar alguna aclamación de alabanza o petición. Al final de cada meditación se propone la oración de un fragmento de algún salmo. Para terminar, se podrá rezar el Padre Nuestro, el Acuérdate a Nuestra Señora del Sagrado Corazón, la oración de la página anterior a la contraportada o la siguiente:

ORACIÓN

Jesús, Hijo de Dios, Salvador, tú has querido tomar un Corazón semejante al nuestro. Que tu Espíritu venga sobre nosotros y cambie nuestro corazón, para que como Tú hagamos lo que agrada al Padre; para que llevemos las cargas los unos de los otros; para que seamos artífices de paz, de justicia y de reconciliación; para que nos amemos como Tú nos has amado. Que Nuestra Señora nos muestre tu Corazón, y en medio de las pruebas de la vida, nos ayude a vivir fielmente con tus mismos sentimientos, para que con todos los seres humanos podamos compartir un día el amor que Tú vives con el Padre y el Espíritu, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Jean-Maríe Kohler, MSC